Alan Rickman

Tenía ya un post escrito, pero que cojones.

Ha muerto Alan Rickman. 69 años. Cáncer.

Joder.

Entiendo que tenemos que hacernos a la idea que la gran mayoría de ídolos de nuestra infancia son cada vez mayores, y cuanto más tiempo pase más posibilidades hay de que vayan cayendo uno a uno.

El año pasado nos dejaron, por ejemplo, Terry Pratchett y Leonard Nimoy. Aunque el segundo simplemente me caía bien, lo del primero fue un golpe muy duro. He crecido, literalmente, con Pratchett. No solo físicamente, aunque cierto es que era un renacuajo cuando leí mi primer libro de este hombre (Dioses Menores, seguido de Lores y Damas y Buenos Presagios), sino sobretodo mentalmente y como persona. Su muerte no fue algo inesperado, hacía tiempo que se sabía que estaba enfermo. Pero nos afectó igual.

Según iban saliendo noticias de grandes nombres que desaparecían, por supuesto empezamos a gritar “¿qué ocurre este año?”. Pero nos dimos cuenta que, en realidad, en 2014 también habían muerto varios (como Robin Williams). Y que cada año iba a ocurrir lo mismo.

Me niego a aceptarlo. Voy a seguir esperando que mis héroes sean inmortales, y pienso entristecerme cada vez que uno de ellos desaparezca de nuestra vida. Lo mínimo que les debo por todas esas horas de fantástico entretenimiento es desearles la vida eterna.

También ha caído David Bowie esta semana. Dado que su escenario principal era la música, nunca he sabido mucho de él, aunque como tantos otros le conozco por Labyrinth. Pero la música es algo muy importante para mucha gente (personalmente la suelo tener de fondo y ya, nunca he tenido mucho oído), y puedo entender que afectó a muchos de ellos.

No me gusta imaginarme como debéis estar los que eráis fans de los dos. Universo, danos al menos unas semanas para recuperarnos de uno antes de llevarte al otro, ¿no?

Desde aquí un abrazo a todos los fans de Bowie, y uno doble para los que también lo sois de Rickman. Y digo sois, no fueseis, porque yo al menos no pienso dejar de serlo.

Hablemos de Rickman.

No soy un gran escritor. Diablos, ni siquiera llego a escritor mediocre. Este blog es simplemente un lugar donde soltar la verborrea para que mis amigos dejen de plantearse darme con una silla en la cabeza. No usaré palabras bonitas y rimbombantes. Para cosas profundas id a leer el blog de Scalzi o Wendig, que viven de eso.

Vi varias veces la Jungla de Cristal antes de saber que Rickman existía. Tardé muchos años en preocuparme lo más mínimo por aprenderme los nombres de los intérpretes. Fue, de hecho, con Dogma, que reparé en él. Ese fantástico Metatrón. Cada segundo que estaba en pantalla, se comía al resto de actores. La siguiente vez que vi Die Hard fue cuando me di cuenta. ¿Qué narices hacía la voz de Dios haciendo del malo?

También había visto varias veces Robin Hood: Príncipe de los Ladrones. Siempre recordaré la escena de Rickman como el Sheriff cogiendo la cruz invertida de su madre, girandola mostrando una cruz normal, y decir “meh, yo no le veo la diferencia”. Hizo que me identificara más con él que con cualquiera de los héroes.

Por supuesto, por lo que más se le conoce es por su papel como Severus Snape en todas las de Harry Potter. Creo que el único motivo por el cual no odio completamente a Snape es precisamente por este hombre.

Y luego está Marvin, el robot deprimido de La Guia del Autoestopista Galáctico. Ya era mi personaje favorito antes de saber que lo doblaba Rickman. Cuando la vi una segunda vez en VO… sublime.

Sé que tiene muchas mas, por supuesto. No las he visto, o no las recuerdo. Es algo que intentaré solucionar, que ya me han recomendado algunas por twitter que tienen buena pinta.

Su muerte deja un vacío en el mundo de la interpretación, un vacío que nunca se llenará para nosotros. Solo nos queda esperar que en los nuevos actores y actrices que suben podamos encontrar a gente con la mitad de habilidad que él que puedan convertirse en ídolos de las nuevas generaciones.

Hasta la vista, voz de dios.

Puto cáncer.