Semana Star Wars: Episodio I – La Amenaza Fantasmagórica

Esta semana actualizaré una vez al día con un resumen de cada uno de los capítulos de Star Wars, para aquellos que no los hayan visto y quieran saber un poco de que va el VII, y porque me da por ahí. Lo llamaremos

Semana Star Wars

La primera película va de que hay un grupito de liantes, que les da por hacer un bloqueo espacial a un planeta, para que no puedan seguir comerciando, y obligando al planeta a sobrevivir a base de contrabando de puros habanos (o de cultivar sus propias tierras, ya ves tú, es un jodido planeta, y no desértico precisamente).

Pero como estas cosas están mal vistas, la República Galáctica manda a un par de Jedi, que son unos señores que desarrollan poderes mentales para poder cambiar el canal de la tele cuando el mando se queda sin pilas (lo llaman la Fuerza porque es lo que no tienen que hacer para atraer la cerveza), y tienen unas espadas que tuestan el pan a la vez que lo cortan. Esto tiene sentido en el espacio porque los proyectiles de las armas del futuro son tan lentos que los pueden parar con la susodicha espada. O esquivar echándose a un lado, pero sin demasiada prisa. Como esta gente consiga un revolver, los Jedi están acabados.

A los liantes los Jedi les caen gordos, y se los intentan cargar, pero que si quieres arroz, catalina, que los soldados robot son pura mierda, y se escapan colándose en naves espaciales porque tienen menos seguridad que en el Metro. En el planeta, localizan a la Reina Amidala, que es un cargo muy curioso de tener en una República. La agarran y se la llevan, que la cosa está muy jodida.

Por el camino se paran a echar gasofa en un planeta desértico. Porque el 90% de los planetas de la galaxia son desierto. Ahí se encuentran con un chavalín que es el elegido de los dioses de las carreras de coches, y de paso también de los dioses de la Fuerza porque por qué no. Uno de los Jedi, Qui-Gon al Ghul, lo agarra también porque quiere una nave llena de jovencitos.

Por ahí también aparece el carisma personificado, Darth Maul, que es un señor con unos tatuajes del copón, de una raza con la piel roja y cuernecitos, que eso mola mucho, y una espada láser de esas, pero doble, porque ya puestos a molar, para que quedarse corto. Tiene las mejores líneas de diálogo de la película. O sea, no tiene ninguna, imaginaos el resto. Se pega un poco con Qui-Gon, pero este sale por patas, que está viejo y ya le ha dado mucho el sol.

El niñato le tira los trastos a la criada de la Reina, cosa perfectamente lógica ya que es Natalie Portman y quién no, pero queda un poco raro porque de verdad que es un jodido crío. Luego se descubre que la criada era la Reina, y la Reina era una criada, porque la monarquía es mucho de tener escudos humanos.

Qui-Gon lleva al niño ante los jerifaltes Jedi, donde un peluche y Samuel L. Fucking Jackson se lo miran un poco por encima y ven como que la va a liar parda en el futuro e igual es mejor tirarlo por la ventana. Qui-Gon dice que no, que es un niño elegido y que en nada aparecerá un Digimón para ayudarle. Yo lo habría tirado, pero me pasa con muchos niños.

Mientras, Amidala intenta convencer al Senado de la República de que ayuden a su planeta, pero son todos unos corruptos (a ver, que son políticos) y pasan del tema. Un señor viejo, Palpatine, que para nosotros es bastante claro que es el malo, pero Amidala no lo sabe, la convence para que pida una votación para elegir otro líder. Vamos, que quiere salir él, pero chist, que es un secreto.

Amidala agarra a los Jedi y al niño lapa, y se vuelve a su planeta, a liberarlo aunque sea a puñetazos ella sola, porque Amidala es una mujer de armas tomar en la primera película, y te parte la boca como le levantes la voz. Luego cambia, pero ya llegaremos a eso.

En el planeta se monta un pifostio que no quieras saber tú. Vuelve a aparecer el carisma cuernudo y hace shish kebab con Qui-Gon, pero entonces viene el otro Jedi, Obi-Wan JesusChrist, y lo parte, y no precisamente de risa. Descansa en paz, mejor personaje de las precuelas. Tu vida fue corta pero tan intensa como tu tono de piel.

El niño lapa, mientras, se ha robado un buga espacial y la ha liado pardísima, destruyendo una nave enorme y matando a un montón de agente, de lo cual se alegra mucho porque claramente no está bien de la cabeza, que ya lo dijo el peluche. Esto, además, desconecta al ejército de robots que estaba atacando el planeta, porque esta gente no ha oído hablar de los SAI.

Como se ha muerto el que quería entrenar al niño Lapa, Obi-Wan se apunta a ser él su maestro, definiéndose así como el Digimón anteriormente mencionado. Así tenemos que el niño es el elegido de la Fuerza, de Natalie Portman, de Jesucristo SuperStar, destruye él solo naves espaciales subido a una nave por primera vez y salva planetas sin apenas llegar a ver por el parabrisas.

Este crío no podría ser más Mary Sue.