Anacleto, Agente Secreto

Madre mía, está claro que es el año de la nostalgia, entre Jurassic Park, Terminator, Star Wars y tantas otras cosas, encima nos llega una película basada en el cómic homónimo, Anacleto, Agente Secreto.

El cómic

Obra creada en 1964 por Manuel Vázquez Gallego, hombre que tiene fama de haber sido un considerable bastardo, pero que al parecer gran parte fueron invenciones extendidas por él mismo. Podéis leer un poco más de su vida en su página de la wikipedia, pero con esto aquellos que hayáis visto la película sabréis porque el malo comparte su nombre. Él mismo se metía de villano en su propio cómic.

Fue editado por la editorial Bruguera, que podría decirse crió a una y hasta dos generaciones de españoles, con cómics como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape o Superlópez.

Parodia de espías tales como James Bond, que aunque parezca mentira estaban incluso más de moda entonces que ahora, Anacleto se parecería mucho más al Superagente 86 (del cual también se hizo una peli hace unos años, pero aunque entretenida, no capturaba lo increíblemente ridículo que era Maxwell Smart).

Debo admitir que “Anacleto, Agente Secreto” nunca fue santo de mi devoción. Leí algunos, si no recuerdo mal, pero siempre fui más de los mencionados antes, sobretodo las obras de Ibáñez. Aún así, reconozco que lo pasé bien leyendo las historietas, incluso si no me dejaban enganchado y con ganas de más.

Sin haber repasado ninguno de los cómics, me parece recordar que Anacleto era hasta cierto punto efectivo, pero tenía muy mala suerte y era un poco capullo.

La película

Aquí nos encontramos a un Anacleto envejecido, tras varias decenas de años de misiones secretas. Su archienemigo, Vázquez, consigue escapar de la prisión en la que lleva 30 años encerrado, y se dispone a vengarse de Anacleto, el hombre que le encerró, atacando a su hijo.

Me abruma la originalidad.

La película, para ser obra española, no está nada mal. Estamos años por detrás del nivel de otros países, pero en lo que es nuestra historia cinematográfica está bastante por encima de la media, y cualquiera puede disfrutarla.

Que se lo digan a la señora que se reía que la oían en la sala de al lado. Incluso cuando no había chiste. Tengo la teoría que iba fumada hasta las cejas, porque si no no lo entiendo. (esto no tiene que ver con la peli pero me estuvo tocando la moral y quería quejarme en algún sitio)

Anacleto, cuyo nombre real no conocemos, es interpretado por Imanol Arias, y no estoy muy seguro de que ha ocurrido aquí. No es que haga mal su papel como Anacleto. Lo clava bastante. Pero hay momentos donde parece que no esté interpretando, sino simplemente recitando lineas. Entiendo que se supone que, siendo espía, es estoico y decidido, pero a ratos me parece muy cara-cartón. Aún así, aceptable.

El hijo, Adolfo, interpretado por Quim Gutiérrez, es una persona horrible. No soporto al personaje. Mi problema no es que tenga un trabajo de mierda y no haga nada con su vida. Yo hago eso. Mi problema es que está arrastrando a otra gente con él, y cuando se lo dicen intenta dar largas, evitar el tema o hacerse la víctima. Ese egocentrismo narcisista y victimista es algo con lo que no puedo. Y lo mantiene durante TODA la película.

Dejadme que lo diga de otra forma.

Adolfo es Shinji Ikari, pero quejándose MÁS. Imaginaos a alguien más emo y pelmazo que Shinji, pero que se cree mejor que los demás. No es fácil.

El villano, Vázquez, lo interpreta Carlos Areces, y es posiblemente lo mejor de la película. No es fantástico y maravilloso, pero tiene diálogos bastante buenos, y su interpretación destila un equilibrio entre inteligente y tonto y ridículo y atemorizante que no es fácil conseguir.

Técnicamente está muy bien. Los efectos especiales de explosiones y similares son efectivos. Pero hay momentos donde intentan poner toques de humor referenciales al cómic que no encajan con el tono de la película. Esta película es de humor tonto y acción, sí, pero no es el humor absurdo de las películas de Mortadelo. Hay un par de escenas donde usan teléfonos que son más grandes que sus cabezas, que es algo que encaja en Top Secret, pero desentona totalmente con el ambiente general de Anacleto.

No rompe la película, pero son pequeños detalles donde la necesidad de la referencia estropea la escena.

Conclusión

Si no tenéis nada más que hacer, y os apetece ver una españolada con bastante calidad, se puede recomendar. No esperéis Hollywood, ni de lejos. Pero es entretenida, y a ratos divertida.

Id el día del espectador, no paguéis 9 euros por ella.

Tras el salto, analizo la peli en más profundidad. No leáis si queréis ver la película.

Spoilers

En una de las primeras escenas, vemos a Anacleto abandonar un coche en el desierto. Al poco rato, unos chavales de piel morenita ya le han robado las ruedas. Ah, el humor de los 80. Ah, el racismo de los 80.

Cada discusión que tienen Adolfo y la chica me hace odiarle más. Es impresionante. El capullo no es solo egocéntrico y gandul, encima es manipulador, intentando dar pena y mintiendo sobre cosas que va a hacer. Tiene agarrada a la chica y no quiere soltarla. Es un peso muerto que se queja cuando alguien intenta soltarse para salir a respirar.

Es más, de base no entiendo la relación con ella. Empezó a salir con él por joder a su hermano, pero luego empezó a quererle. ¿Por qué? Ella no da ni un solo motivo por el cual le quiere. Solo todos aquellos por los cuales no. Es absurdo que dude. Esa relación es absolutamente tóxica.

Agradezco enormemente que no acaben juntos, ya que no tenían ningún motivo para estarlo, pero al final la cosa queda como que ella ha conseguido lo que quería, y aun así le está dejando porque ahora quiere lo que tenía al principio. Quien queda mal al acabar es ella. Habría sido mucho mejor soltar “que no es la India ni el puto carnet de los cojones. Que eres una persona horrible y egoísta y no quiero estar contigo”, y punto. Pero eso no sería un chiste, claro. Es mucho mejor dejar a la chica como una inconsecuente que cambia de idea aleatoriamente y nunca está contenta.

Grande el cameo de Buenafuente y Corbacho.

El diario de cuando era pequeño es un ejemplo perfecto de humor español. Soltar un montón de palabrotas, y ahí terminó el chiste.

Me gustó que el primer pensamiento del hijo fuera que su padre es un asesino en serie y hace embutido con los cadáveres, más considerando la fama actual de Hannibal. Y sí, es mucho más factible que ser agente secreto, la verdad.

Fantásticos el momento del Bingo y la filatelia, y las escenas Ikea.

El plan del jefe no es original, pero no deja de tener lógica. Fallo suyo por fiarse de que Vázquez no tendría planes secretos, pero cierto es que tener un enemigo contra el que luchar es vital para ese tipo de organización. Es muy parecido a la de Rogue Nation, la última de Misión Imposible.

Divertida la escena del zumo. De nuevo, el hijo intenta aprovechar la situación mintiendo sobre lo que quiere hacer.

Llave allen en ojo es iiiiiiiiigh, pero me encanta.

Y, finalmente, dejadme quejarme de un par de escenas, y de como las mejoraría yo desde mi calidad de espectador sin conocimiento alguno de dirección.

Cuando están en mitad de la estación con la bomba, hay un montón de gente agachada mirando en las escaleras y en las puertas que dan a la calle. ¿Por que están ahí? ¿No deberían estar huyendo?

Cuando Adolfo queda atrapado en el coche. Ni siquiera está intentando pulsar el botón rojo, ninguno de sus dedos se acerca. Solo se dedica a zarandearlo. Eso se habría arreglado mostrando como el sujetador del cinturón está roto. Y, una vez disparado, ¿de que sirve entrar para empujarle? No está inconsciente. Liberado el cinturón, saldría solo. La solución es, de nuevo, fácil. Anacleto no tiene la pistola. Tiene un cuchillo, tiene que entrar a cortar el cinturón, y empuja a Adolfo en el último momento. Mismo resultado, escena menos tonta.

Lo mismo con el chicle. No quiero una escena donde se le vea comiéndoselo, me gusta el giro. Pero que en uno de los planos se le vea retirándose la mano de la boca, o que si te fijas esté masticando, y que antes de ponerse a disparar al armario se vea, aunque sea poco, que mueve el brazo como si tirara algo. Le daría validez al final. Un chiste requiere preparación, si sueltas el final sin el principio, no tiene gracia.

Bueno, creo que más o menos he comentado todo lo que quería.

Y que a gusto me he quedado.