Cazador de Sonrisas

Tengo sentimientos encontrados sobre esta obra.

Por una parte, producción española y una editorial floreciente, Grafito, que me cae bien y considero que han hecho buena promoción. El dibujo es bueno, y el argumento es a ratos entretenido. Me gustaría mucho recomendar este cómic.

Pero no puedo, porque le cogí un montón de manía al protagonista solo empezar, y eso me acompañó el resto de la historia.

Uno de los motivos por los que empecé con mal pie, aunque no fuera el que me fastidió del todo, fue que yo esperaba una cosa distinta. Al leer la contraportada, me hice una idea equivocada sobre de que iba. Lo entendí mal y creí que el protagonista era un asesino a sueldo cuya tapadera era ser un dentista. He de admitir que hacía poco que había visto la serie de Fargo, y eso es posible que me influyera. También mi afición a los asesinos encubiertos (más sobre esto en otra entrada).

Por esa parte, mea culpa por hacerme ideas equivocadas.

Pero vayamos al meollo de la cuestión.

El protagonista, Herbert F. Dunne, es una persona horrible. Es dentista, de verdad, no de tapadera, y tiene una obsesión con las bocas. Normal en un dentista, diréis. No. No cuando este hombre aprovecha las intervenciones para dormir a sus pacientes, hacerles fotos de las bocas abiertas y meterles la lengua hasta la garganta.

No.

El abuso de confianza que implica esto es alucinante. Me da igual que sea buen marido y un fantástico padre, y colabore con la comunidad. Me la sopla. Lo que hace en su consulta es imperdonable.

El hombre tiene una especie de estrés postraumático que le dificulta el sentir empatía por la gente, pero es que me da igual, joder. Que es que no puedo con él.

Luego se obsesiona con una menor de edad que, según él, tiene una boca perfecta, y todo empeora todavía más. Argh.

Esto es justo al principio. Luego empieza la historia. Voy a comentar muchos detalles sobre ella, lo que implica spoilers. Si lo que he dicho hasta el momento no os ha disuadido de leer el cómic, no sigáis leyendo tras el salto. Si ya lo habéis leído, u os da igual, adelante.

Vale, tenemos al tío que es un jodido pervertido y una horrible persona. Como además es bastante manipulador, organiza una barbacoa para tener una excusa para invitar a la niña a su casa y verla más habitualmente. Ij.

A la barbacoa, también se presenta el padre de la joven, que es claramente un marido abusivo, porque no había suficiente con un personaje que me revolviera el estómago.

Otra de las aficiones del protagonista es tomar LSD. ¿Y POR QUÉ NO? Tras uno de sus viajes drogatas, un chaval que había insultado a la niña por llevar hierros aparece apalizado. Aquí se nos presenta una escena donde se ve lo que ocurrió, ocultando convenientemente el rostro del asaltante.

CHAN-CHAN!

La siguiente vez, aparece un profesor asesinado, justo el día después que se le apareciera en las visiones de LSD.

Creyendo que es el asesino, decide de paso cargarse al padre de la chica por ser malo. Llega a su casa con una pistola y le amenaza. El otro aprovecha el momento para confesar que él es el asesino, ya que se dedicaba a apalizar todo aquel que se acercara a su hija.

Siento decir que esto, para mí, era bastante obvio, pero como siempre es posible que sea por el haber mamado tantas historias de este tipo.

El padre acaba matando al protagonista, siendo abatido en el proceso por fuerzas de seguridad. La familia es libre y el Herbert se ha redimido de ser mala persona.

Solo que no. La redención no funciona así. Él nunca se ha arrepentido de las cosas que hacía.

Conclusión

Como comentaba al principio, el dibujo es bueno, dependiendo de los estilos que te gusten. A mí este me parece aceptable. Y la historia GENERAL no está mal. Pero ciertos detalles inconexos y el protagonista, me lo matan del todo.

No puedo recomendar este cómic.

Pero, ei, me regalaron una galleta cuando lo compré.

Edit: Os añado un enlace a Amazon por si os lo queréis comprar igualmente.

CAZADOR DE SONRISAS