Semana Star Wars: Episodio III – La falta de sentido del humor de los Sith

La cosa empieza animada, con una batalla espacial de esas gordas. Los anti-República han secuestrado al viejo Palpatine, que había llegado a Jefazo Supremo, y pallá que van los Jedi a rescatarlo. Que aquí parece que solo curren ellos.

Es divertido porque el secuestrado es al mismo tiempo el secuestrador. Es un plan muy enrevesado que no tiene puto sentido, pero ey, al final “todo va según los planes, risa malvada”.

Pero los Jedi no saben eso (porque son tontos), para ellos el secuestrador es un tal Grievous, que es un droide asmático porque de verdad que los malos se llevan todo el carisma (y no dejan nada ni para los Jedi ni para Palpatine). Por el camino se encuentran a Dooku de nuevo, al que se cargan enseguida porque Christopher Lee les salía caro, supongo.

Otra escena curiosa, ya que está Palpatine “atado” a un trono, con unas vistas fantásticas de la batalla. Si yo tuviera una nave espacial gigante y tuviera que masacrar gente, también pondría una sala del trono donde tener a prisioneros mirando al espacio. Pues ahí está Palpie, diciéndole a Anakin que lo mejor que puede hacer es decapitar a Dooku a sangre fría, cosa que Anakin hace, porque ha aprendido nada o menos.

Grievous sale por patas, porque como dijimos ayer es una actividad muy de moda, y se puede ver en la serie de animación que ha ganado todos los trofeos.

“Liberado” Palpie, se vuelven a casa, donde Amidala le dice a Anakin que está embarazada, pasando así de mujer de acción y personaje interesante a horno de Skywalkers sin cerebro. Luego Anakin empieza a tener sueños de Amidala muriendo, que sinceramente es un miedo normal para todos pero este se lo toma super a pecho y se vuelve paranoico perdido.

Palpatine obliga al Consejo Jedi a aceptar a Anakin como uno de ellos, a lo cual estos aceptan mucho a regañadientes, pero sin darle el título de Maestro. Esto a Anakin le siente como una patada en el culo, porque es un niñato insufrible que no entiende que las cosas hay que ganárselas, no basta con que venga tu papaito rico a ordenar cosas. Vamos, que en realidad son republicanos, pero de los de EUA.

Viendo que el niño lapa está a punto de caramelo, Palpatine se revela como el malo (¡sorpresa!), y le dice que el lado oscuro de la Fuerza es chachi guay del paraguay, que tienen galletas y te dejan follar lo que quieras. Ah, y que puede conseguir la inmortalidad. Y participar en el sorteo de un deportivo. Con permanencia de toda la vida.

Anakin, haciendo la primera cosa inteligente en tres películas (aparte de liarse con Natalie Portman), lo delata a Samuel L. Jackson, que se sorprende pero tampoco demasiado, que el viejo ya le olía mal y no solo a viejo. Van todos para darle una paliza skin al anciano, pero este usa un ataque tirabuzón y se carga a tres Jedi sin despeinarse, porque los Jedi sin nombre son patéticos. Más que Anakin.

Pero a Samuel L. Jackson no le tose cualquiera, y lo deja para el arrastre. Momento que a Anakin le llega al cerebro lo de la inmortalidad (que es lento el colega) y decide cortarle el brazo a Samuel, cosa que Palpie aprovecha para tirarlo por la ventana, gritando incoherencias como un poseso.

Ahora Palpie está arrugado como una pasa, y se pone una capucha para dar un poco menos de asquete. Le cuenta a Anakin que quiere destruir a la República porque lo de Canciller Supremo no le mola, el quiere ser Rey de la Galaxia, que es un título que mola mucho más. Luego se lo piensa, y oye, Emperador de la Galaxia suena incluso mejor. Probablemente intenta compensar que entre la edad y el arrugamiento pues hay algo por ahí abajo que no funciona muy bien.

A Anakin todo esto se la pela, él con poder seguir tirándose a Amidala le vale todo, así que Palpatine le manda a matar niños, y este acepta, porque puestos a hacer limpieza, quemamos la casa.

Mientras pasaba todo este drama, Obi-Wan, que es el único que hacía su trabajo, se estaba dando de sablazos con el droide asmático, que se había sacado cuatro brazos con cuatro sables láser y luchaba haciendo el molinete que yo no sé como no salía volando. Pero Obi-Wan lleva años aguantando al niño lapa y está hasta los huevos de todo ya, y se lo pule. Puede que no digan eso en la película, pero todos sabemos que es pura frustración de tener un discípulo tan capullo lo que le da poder.

Aparte, ya hemos dicho que Grievous era especialista en salirporpatas. Debería haberse dedicado a lo que se le daba bien. Sería como Michael Jordan cambiando el basket por el beisbol. Nada bueno podía salir de ahí.

Pasarrugá da una orden por Skype a todos los clones que corrían por ahí manteniendo la “paz”, la Orden 66, que activa unos chips chungos en sus cerebros que les hacen querer matar Jedis como quien quiere matar al mosquito puñetero que te despierta a las cinco de la mañana.

Los Jedis caen como moscas porque la película tenía un límite de tiempo, que se suponía que eran grandes guerreros y es que no aguantan ná. Solo salen vivos el peluche, que es el Master del Universo, y Obi-Wan, que ya dijimos que era Jesucristo.

Palpatine se dirige al Senado Galáctico, y les convence de que lo mejor que pueden hacer es pasar a llamarse Imperio Galáctico y llamarle a él Emperador, y la gente lo aplaude a pesar de ser obviamente muy mala idea, y de que el tío va encapuchado y da un mal rollo que no te lo crees.

Cuando le comentan a Amidala que Anakin ha hecho un Vegeta al revés, esta no se lo cree, porque ya digo que perdió el cerebro al embarazarse. Agarra una nave y se va a buscarlo, nave en la que se cuela Obi-Wan, que se lo había visto venir. Cuando Anakin ve salir a Obi-Wan de la nave de Amidala, se le va la olla a Camboya y la estrangula con la Fuerza, porque andar es para gente luminosa.

Para hacerlo más dramático, el Jedi y el nuevo Sith hacen un cambio de escenario y van a pegarse al lado de un río de lava. Muy de clímax final todo. Obi-Wan aprovecha un +5 por tener posición elevada y un +150 por tener un rival imbécil perdido, que decide intentar saltar por encima de alguien que tiene un sable laser en vez de, no sé, usar la jodida fuerza para mover el cacho tierra sobre el que está lejos del tío que le está dando una páliza.

Total, que Obi-Wan le hace cachitos. Queda un torso con cabeza la mar de majo que no deja de gritar incoherencias, mientras Obi le grita de vuelta que era el elegido para traer el equilibrio a la Fuerza, que si no le hubieran lavado el cerebro la secta de luminosos vería que es lo que ha hecho, ahora hay dos Jedi y dos Sith, no hay nada más equilibrado que eso.

Como Obi es buena gente y no quiere rematar a su amigo, le deja ahí para que se queme vivo al lado de la lava. Muy compasivo él.

Amidala está como muy deprimida por todo esto, y tras parir a dos niños se muere de pena. Literalmente. Lo dicen los médicos. Que no le pasa nada físico, pero que se muere. De pena. Dejando a los dos niños huérfanos. De pena. Que se muere de pena, tíos. ¿Qué cojones? ¿De pena? De pena.

Como Obi-Wan se piró antes de asegurarse que el fuego había terminado el trabajo, mangando el sable láser de Anakin, que esas cosas no son baratas, los agentes del Emperador consiguen salvarle la vida, enfundándolo en un traje negro la mar de guapo. Otra cosa no, pero Palpie sabe vestir a sus discípulos con estilo.

También se le da muy bien lo de mentir como un bellaco, y le dice a Anakin que en un ataque de rabia él mismo se ha cargado a Amidala, y Anakin se lo cree porque ya hemos dicho varias veces que era más tonto que las piedras.

Yoda se va de parranda después de intentar pegarle un capón a Palpatine y que este lo humille (a pesar de estar agotado tras la pelea con Samuel L. Jackson y siendo Yoda el Master, pero oye, guión).

Obi-Wan se lleva al hijo para esconderlo en el planeta natal de Anakin, y lo llaman Luke Skywalker, y él pasa a llamarse Ben Kenobi, porque ser detective sí, pero lo de Protección de Testigos ya no se le da tan bien.

La hija se la lleva el senador Organa, y la llaman Leia Organa, que es mucho más disimulado, aunque ese señor tiene la piel bastante oscura y se va a notar un poco que es adoptada, pero bueno, tiene un pase.

Y terminamos las secuelas. Mañana seguimos con las originales.